jueves, 13 de octubre de 2011

La “Casa de Narco” II

Considerando los comentarios y emails recibidos, dedicaré un segundo post a desmenuzar específicamente la “casa de narco” y como esta afecta la microeconomía del pasaje.

Para esto debo primero especificar que la “casa de Narco” no se refiere en estricto rigor al hogar de un narcotraficante, si no a cualquier casa excesivamente adornada que destaca dentro de un barrio, sin importar el estrato social en que esta se encuentre, así podemos encontrar “casas de narco” distribuidas de la primera etapa de Piedra roja al último conjunto habitacional social de San Bernardo.

Sin ningún sesgo clasista, podemos estar de acuerdo en que estas casas se hacen mas visibles en los barrios mas austeros, donde las inversiones en el hogar están dirigidas en primer lugar a tapar la gotera del dormitorio o la fuga que inunda el baño (necesidades primarias) que a instalar un Jacuzzi con forma de corazón o colocar una pileta de agua en el patio (necesidades terciarias o cuaternarias)

¿De dónde viene la designación Casa de Narco?, la cultura desconfiada y chaquetera de un país isla, nos obliga a sospechar que hay algo trucho en cada vecino que surge mas allá del promedio del barrio, buscando una explicación facilista al: ¿Por qué surge él y yo no? Respondemos “Es que el weón de al lado es narco” sin considerar el esfuerzo, emprendimiento o capacidad de ahorro (o deuda) que puede existir detrás de la nueva piscina del vecino.

OK, ya sabemos que la casa de narco, en la mayoría de los casos no vende droga y que su ostentación habitacional genera desconfianza y envidia en varios vecinos, pero, volvamos a la pregunta original, ¿Cómo afecta a la microeconomía del pasaje?. Generalizando podemos establecer que tener un vecino con casa de narco aumenta marginalmente el valor de nuestra vivienda... Si!! Aunque no sea un cambio notable, tener una o más casas de alta plusvalía en nuestro barrio podría elevar el valor de nuestra vivienda alrededor de un 5%, eso sin considerar los servicios que el vecino narco consume dentro de la misma microeconomía del pasaje como: clases particulares para sus hijos, niñera (actualmente conocido como Baby Sitter), costurera (actualmente conocido como modista), peluquería (actualmente conocida como estilista), gasfitería, mecánica general para la camioneta de narco (que merece un post aparte), reparación de computadores, jardinería, etc… todos estos servicios prestados normalmente por vecinos de confianza del mismo pasaje que tanto pelan al pobre y esforzado Narco.

Luego el Narco, o Vecino emergente que decide por voluntad propia disfrutar de los frutos de su esfuerzo en el barrio donde nació, en vez de comprarse una parcela fuera de Santiago (cuando nunca en su vida ha tomado una máquina de cortar pasto), se transforma en un sostenedor importante en la microeconomía del pasaje, inyectando recursos frescos y dando posibilidades de empleo a sus vecinos, es también un modelo a seguir (presente en su entorno), que demuestra cómo en base a sus capacidades un "hijo de vecino" cualquiera puede desarrollarse económicamente y acceder a los “lujos” que nos entregan Homecenter, Falabella y otras multitiendas.

Finalmente cabe la pregunta… ¿Quién es más flaite? ¿El vecino aspiracional que disfruta de su casa ostentosa en accesorios, o el vecino cahuinero que ve con envidia y admiración como el Narco implementa su palacio y lo descuera mientras le corta el pasto?

Ojo, que con la creciente construcción en altura, la histórica “casa de narco” del pasaje, tiende a desaparecer en la medida que las constructoras estandarizan nuestras fachadas dentro de torres de 25 pisos, donde al mirar por el pasillo solo vemos 200 puertas iguales sin saber al interior de cual vive el narco de su piso.

1 comentarios:

  1. ..."solo vemos 200 puertas iguales sin saber al interior de cual vive el narco de su piso"...

    salvo para Navidad, donde cada Narco luce en su balcón, puerta y ventanas los más espectaculares y vistosos juegos de luces, guirnaldas y adornos.

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