viernes, 30 de septiembre de 2011

Supermercado al Contado!!

Si bien no creo en la premisa que dice: “todo tiempo pasado fue mejor”, hay varias costumbres antiguas que tenían mucha inteligencia popular y la modernidad nos ha ido atontando, ¿recuerda usted haber sido mandado cuando niño a comprar arroz o huevos? Normalmente uno era enviado con la cantidad de dinero justa o con algún excedente menor para dulces; en el peor de los casos, cuando iba a algún almacén conocido, se anotaba en el cuaderno para pagar semanalmente o a fin del mismo mes (crédito rotatorio). El dependiente, por su parte, se limitaba a anotar, contabilizar y cobrar sólo la cantidad exacta del bien cedido, jamás se le hubiera ocurrido anotar bajo la última línea: “intereses”, “comisiones”, “gastos de facturación”, “gastos de cobranza”, “seguros” y otros que no se anotan pero sí se cobran “provisión por robos en el supermercado”, “provisión por marketing” y “provisión por beneficios sindicales”.

No me malentienda, el crédito comercial no es en sí un monstruo o un pecado del que debemos avergonzarnos, nos permite acceder a muchos bienes que, sin posibilidad de endeudamiento, serían muy difícil de alcanzar. Sin embargo, la tarjeta de crédito se transforma casi en un arma mortal cuando caemos en la brutalidad de pagar hasta el pan para la once (que se pone duro en 48 horas) en 3 cuotas precio contado, (OJO: SIN INTERESES PERO CON COMISIONES Y TODOS LOS GASTOS DE FACTURACION QUE IMPLICA MANDARLE UNA CARTITA MENSUAL POR 3 MESES).
Esta situación se hace más patética cuando algunos creemos que la hacemos de oro juntando dólares premio o millas para viajar, pensando que por gentileza de los amigos del plástico, seremos premiados por nuestra fidelidad. Sí, es cierto que las ventas por volumen que alcanzan las negociaciones masivas de hipermercados, emisores de tarjetas de crédito y multitiendas logran interesantísimos descuentos que muchas veces conviene aprovechar, pero también es necesario llamar a la conciencia racional para discriminar cuales son oportunidades y cuales son luces de colores.
Para que usted vea que nadie está libre y aprovechando de confesarme: recuerdo una máquina de hacer pan que canjeé por miles de puntos, la cual es absolutamente inútil en mis manos, cada vez que la veo reflexiono: “¡mierda! y pensar que incluso me ofrecí voluntariamente a pagar algunas compras para canjear esta wea…”
Existen una serie de consideraciones que tienen que ver con sus flujos de efectivo y la durabilidad de los bienes que le servirían para discriminar que bienes y servicios deben ser comprados a plazo y cuáles no, pero dado que el 90% de nuestras decisiones de compra son más pasionales que racionales, le dejaré un criterio simple que lo ayudará a decidir: “pague los bienes y servicios en un plazo menor o igual al que usted disfrutara de ellos”, es decir , si usted se come el pan en la misma semana que lo compró, páguelo al contado, si usted cambia el auto cada 2 años, no tome créditos de más de 24 cuotas. Mire que pagar un computador (que a los 18 meses queda obsoleto) en 48 cuotas es lo mismo que zamparse un par de completos 5 minutos y pasar un fin de semana sentado en el W.C.

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